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Innovación en la Educación: Claves y Consejos para Fomentarla en las Instituciones Educativas

Si la inteligencia humana se define como la capacidad adaptativa a unas condiciones externas siempre cambiantes y novedosas, la innovación en la educación es necesaria para poder dar respuesta al mundo al que nos enfrentamos. 

Con insistencia en algunos ámbitos se ha dicho que se educa bajo la escuela del siglo XIX, con docentes del siglo XX, a los adultos del siglo XXI. ¿Qué opciones hay, entonces?

La innovación bien entendida, como rasgo de la creatividad de la naturaleza humana, no como una técnica o teoría que solapa a otra, sino como fuerza transformadora que desde lo individual impacta en lo colectivo, parece ser la respuesta. Veamos de qué manera. 

La innovación educativa es un modo de entender la educación en término de competencias fundamentales y habilidades blandas, llamadas skill softs en inglés. 

Contents

Qué es la Innovación en la Educación

Entonces, ¿a qué se llama innovación en educación? Antes que una teoría o una herramienta didáctica entre tantas otras, es un modo de entender la educación que apuesta a lo disruptivo, lo novedoso, lo que hace eco y resuena en el caso por caso. 

Es decir, se trata de estar atentos a las oportunidades que ofrece el sistema y las necesidades que plantean los alumnos. Si las necesidades educativas se perfilan como oportunidades y los problemas se transforman en desafíos, no hay más que dar lugar a la innovación como primera respuesta a esto nuevo que tiene lugar. 

La Innovación educativa en Tiempos de Coronavirus

La psicoanalista Silvia Bleichmar define la inteligencia como un sistema adaptativo y conductual con arreglo a metas. La inteligencia es propia del sujeto, en el más estricto de los sentidos de la palabra sujeto. La inteligencia es un rasgo de lo humano y está muy vinculada a la innovación, en el sentido de lo que no se repite.

La pandemia por covid-19 obliga a la innovación en la educación a partir de los recursos disponibles
Imagen de Alexandr Podvalny en Pixabay Bajo licencia CCO 1.0

La propagación del coronavirus a lo largo y lo ancho del planeta obligó a pensar nuevas formas de comportamiento social, nuevos modos de entender la ciencia y hasta de gobernar. Claro está que la educación, entonces, no escapó a su impacto.

Y en las instituciones educativas, de todos los sectores, niveles, incluso rubros, se vio la fuerza de la innovación puesta al servicio de sostener modos de transmisión, de hacer escuela, acordes a la realidad de la que se disponía. 

Y esto de la realidad disponible funciona en dos sentidos: aceptar las restricciones impuestas por la pandemia, pero también hacer un uso novedoso de los recursos disponibles.

Es decir, más allá de planteos iniciales en torno a la virtualidad como primera opción, a poco de andar, se fueron tejiendo redes de contención que innovan de manera genuina para dar respuesta a un problema e incluir a la mayor cantidad de alumnos, con lo que hubiese a mano.

Así, quedó claro que innovar tiene que ver con la adaptación y la creatividad de las personas mucho más que con el acceso a determinadas tecnologías. Entonces, ¿cuál es la verdadera innovación en la educación?

¿Cuál es la Verdadera Innovación en la Educación?

  • Dar lugar a las diferencias. Aceptar la diversidad en todas sus formas y enriquecerse de ellas en tanto nuevos modos de acercarse a una situación ya conocida. 
  • Potenciar el trabajo en equipo. Las personas somos con otros. Nuestra constitución psíquica requiere de un otro significativo que nos invista como sujetos. Lo mismo ocurre en educación, la construcción de lazos de comunidad marca la diferencia en toda institución educativa. 
  • Apostar por la creatividad. La innovación es ante todo un modo de entender el mundo, en el sentido de salir de la zona de confort y estar dispuestos a ser creativos en las respuestas, las formas, los proyectos. En este sentido, prestar atención a otras áreas de conocimiento puede dar lugar a respuestas creativas en materia de educación.
  • Hacer de la formación continua un estilo de vida. De la mano con lo anterior, la curiosidad, el aprendizaje continuo, la búsqueda permanente son rasgos inherentes a la innovación en educación. 

El Rol de los Docentes en la Innovación

En materia de innovación educativa, los docentes son los que hacen la diferencia. Y nuevamente no se trata de apelar a grandes recursos tecnológicos. Es la predisposición, la apertura al cambio y la convicción en la misión educativa lo que da lugar a la innovación.

Tales rasgos pueden ser desarrollados, enriquecidos, favorecidos y potenciados, pero hay algo de base que debe estar presente. Se debe tener con qué para dar lugar a que algo ocurra. Y eso normalmente viene de la mano de los docentes. 

Docentes con buenas habilidades socioemocionales transmiten una empatía, compromiso y pasión por lo que hacen que rápidamente se “contagia” entre colegas y estudiantes. 

La Relación con el Alumno

Para Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) la innovación es el agregado de valor al aprendizaje.

Por lo cual, y dado que el sujeto que aprende es el estudiante, urge correr la mirada adultocéntrica de las escuelas para dar lugar a que sean los propios estudiantes quienes se constituyan en promotores de su hacer educativo. 

En ese mismo orden de cosas, maestros, docentes y tutores deben convertirse en una suerte de guía o lazarillo que marca el camino con la certeza de que serán los estudiantes quienes sabrán llegar a buen puerto. 

La confianza en la capacidad de los estudiantes, así como en relación con los padres y clientes que concurren a la institución educativa, es fundamental. A ello nos referimos cuando hablamos de correr la mirada adultocéntrica. 

Desarrollo de Contenidos y Habilidades para el Futuro

La misión de la escuela (entendida esta en un sentido muy amplio) es, en última instancia, ofrecer un recorte cultural que procure la formación de ciudadanos críticos y comprometidos con su comunidad.

 La innovación en la educación apuesta a una práctica situada y en contexto
Imagen de Paul Diaconu en Pixabay Bajo licencia CCO 1.0

Así, en toda institución educativa, los contenidos se vuelven significativos en relación con una práctica situada, que apunta al desarrollo de unas habilidades determinadas, en relación con ciertas competencias que desde las políticas públicas, por ejemplo, se vuelven fundamentales. 

Claves para la Innovación en la Educación

  1. En primer lugar, destinar los recursos adecuados a la formación del profesorado y los docentes, pero también ocuparse de la formación de otros miembros de la comunidad. Para ello es necesario destinar recursos a la vez que hacer una óptima gestión de los disponibles.
  2. En segundo lugar, atraer talentos. Como ocurre en la mayor parte de las organizaciones (por no decir que en todas) la clave del éxito está en el recurso humano y en este sentido atraer talentos hacia tu institución es una piedra basal. Y cuando hablamos de talentos debes pensar en todas las áreas, desde los equipos directivos y de administración, hasta tu principal activo: alumnos, familias y clientes.
  3. En tercer lugar, mantener una actitud atenta al cambio y orientada a la formación continua. En esta línea, es fundamental la evaluación constante para ver si las prácticas que se implementan se traducen en los resultados esperados. 
  4. En cuarto lugar, establecer y aprovechar programas de incentivos. No se trata de premiar por premiar, sino de dar el reconocimiento y el lugar que cada quien se merece en un trabajo que siempre es con otros. 

¿Cómo Fomentar la Innovación en la Educación en Países de Latinoamérica?

Pensar la innovación en la educación en Latinoamérica tiene siempre el plus del desafío de economías retraídas y una desigualdad social que, muchas veces, resulta más que evidente en el acceso a la educación. 

La idea es que la innovación en la educación se instale como una práctica constante en el centro, a partir del desafío diario de llegar a más estudiantes, por ejemplo.

No obstante, y pese a la falta de recursos económicos y técnicos, por mencionar solo dos, América Latina ha sido siempre ejemplo de innovación en materia de educación en virtud de sus docentes e instituciones que apuestan por un mundo mejor. 

Conclusión

Mucho más allá de la pandemia por covid-19 —la que, sin duda, habrá dejado marcas indelebles en nuestro modo de entender la educación—, la innovación como un imperativo de los sistemas educativos, en general, y las instituciones educativas, en particular, lleva tiempo en boca de entendidos y legos.

Apostar por la innovación en la educación lejos está de reducirse  a unos planes o en su defecto la incorporación de cierta tecnología. La mejor manera de innovar es innovando y en ese sentido dando lugar a lo nuevo para que ocurran cambios, que iluminen el camino y marquen los nuevos rumbos que seguir. 

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Lucia Sampaolessi

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