Claramente asociado a las restricciones por COVID-19, el teletrabajo cobró en algunos meses un cariz de necesidad e imperativo que no hubiésemos imaginado apenas algunos años atrás.
Ahora, cuando lo más álgido de la pandemia parece comenzar a ceder y poco a poco vamos recuperando espacios en cuanto a la presencialidad, es tiempo de capitalizar las experiencias y tomar aquello de lo bueno que trajo la contingencia.
Sin dudas, las modalidades de teletrabajo y homeoffice son algunos de los cambios sociales que van a quedar asociados, inexorablemente, a la nueva normalidad. En esta nota nos proponemos repasar un caso de éxito y pensar juntos cómo aprovechar los beneficios del teletrabajo en las instituciones educativas.
El teletrabajo se ha instalado como parte del entramado social, si bien llegó asociado a las restricciones de la pandemia, nadie duda de que es una modalidad que va a permanecer en el tiempo.
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Empecemos por Definir el Teletrabajo: ¿Qué Es?
¿Cómo podemos definir el teletrabajo? ¿Es algo nuevo, que apareció producto del covid-19 o ya estaba en modo más o menos latente? ¿Cuáles son sus ventajas? ¿Por qué algunas áreas económicas o productivas desconfían del teletrabajo, en tanto que otras lo proyectan con un sin números de beneficios? ¿Es posible el trabajo con equipos remotos?
Las respuestas a estas preguntas pueden ser más o menos cerradas, más o menos conclusivas, según quién las dé. Sin embargo, de lo que sí no hay duda, es que el teletrabajo es ante todo una modalidad no presencial de asistencia laboral, que va a pasar a la historia a partir de su masificación en el bienio 2020/2021.
Hasta entonces, el mundo, en general, y las economías más avanzadas, en particular, ya contaban con experiencia en ese sentido, aunque la modalidad se asociaba a una especie de decisión personal y en algunas ocasiones una suerte de plus de valor que ofrecían algunas empresas entre sus colaboradores.
Lo cierto es que a la fecha son muchas las compañías que tras la experiencia obligada decidieron implementar el teletrabajo como parte de la cultura organizacional. Con el mismo criterio, las instituciones educativas pueden nutrirse de estas experiencias y enriquecer las prácticas institucionales asociadas al home office.
Descubre Cómo el Financial Times Ayudó a sus Periodistas a Adaptarse a la Pandemia
Como dijimos, cuando los aislamientos sociales obligatorios (ASPO, primero y DASPO, después) se impusieron, todas las industrias, sectores, empresas, organizaciones y demás se vieron obligados a contar con sus trabajadores a la distancia.
Es decir, lo que hasta entonces no se había podido ni imaginar, de pronto se impuso como realidad sanitaria ineludible a la que hubo que dar respuesta de manera inmediata.
En ese sentido, todos los actores sociales salieron a buscar soluciones y ofrecer ayuda: desde el desarrollo gubernamental de plataformas educativas para mantener conectados a los estudiantes, hasta la inversión en una tecnología tal que permitiese el teletrabajo sin perder lo colaborativo y la inmediatez de la presencialidad.
Ocurrió que pasado este primer momento de estupor y rápida respuesta, la pandemia empezó a manifestarse en una serie de secuelas o conflictos que hubieran podido, si no se los atendía en tiempo y forma, afectar la productividad y la calidad del trabajo que se ofrecía.
Advertidos de esta situación, el Financial Times aplicó una fuerte estrategia de colaboración y acompañamiento que se sostuvo sobre cuatro pilares: resiliencia, motivación, salud y futuro.
Los detalles de esta implementación fueron compartidos por Felicity Thomas (jefa de desarrollo de talentos) en la Cumbre Virtual de Noticias WAN-IFRA, celebrada en junio de 2021. Veamos cómo lo hicieron y qué podemos aprender de ellos.
Resiliencia
La comunicación empática y asertiva entre líderes de equipo, jefes departamentales y directores de área fue fundamental. Se tejieron redes de participación para sostener la comunicación más allá de la presencialidad.
Para ello se organizaron reuniones fijas donde se ponían en común cuestiones laborales, así como en relación con aspectos que conciernen a los integrantes de los equipos.
Incluso, los jefes buscaron tiempos y oportunidades para mantener conversaciones más personales donde se pudiera dar seguimiento a lo que funcionaba, a lo que no y conversar sobre aquello que pensaban que se podría mejorar o que se necesitaba cambiar.
Se trató de aprender a vivir en la nueva normalidad entendiendo que lo inédito podía producir una angustia y un desajuste que bien gestionados eran oportunidades de crecimiento y mejora.
Motivación y Teletrabajo
Mantener al equipo motivado fue fundamental. Y eso significó poder encontrar la luz incluso en medio de las noticias trágicas y desalentadoras que inundaron los tabloides durante muchos meses.
Para ello, buscaron el apoyo de profesionales que dieran mentorías e hicieron trabajo de coaching para reforzar la motivación personal, más allá de lo laboral. Además, se pusieron a disposición herramientas para la gestión del tiempo y la automatización de tareas más manuales o rutinarias.
Mantener a los equipos motivados, con atención en sus preocupaciones y proyecciones a futuro, fue una de las claves del Financial Times para sortear las dificultades del teletrabajo con éxito.
Asimismo, se propiciaron espacios que permitieran el desarrollo y crecimiento profesional de los colaboradores a partir de la capacitación y formación en áreas profesionales y de interés. El confinamiento se vivió, entonces, como un tiempo para completar lo que había quedado pendiente por falta de tiempo, lo que construyó una paradoja muy alentadora.
Salud
Dar seguimiento integral a la salud de los colaboradores fue otro aspecto clave. Para ello, se apeló a la construcción de salud en el sentido más amplio de su definición: un estado de bienestar que comprende todos los órdenes de la persona.
Es decir, se entendió la salud en una apuesta por la visión integral del ser humano: lo físico, lo espiritual y lo social, en un todo orgánico y único, al que lo profesional y familiar no escapan.
Lo que se conoció luego como fatiga de zoom fue el puntapié para ayudar a los colaboradores a realizar y sostener prácticas saludables, no solo en el entorno laboral, sino también en relación con el esparcimiento y la vida familiar, cuando todo se redujo a la vida intramuros.
Futuro
El mayor desafío de estos cambios están dados de cara al futuro: ¿cuánto de lo nuevo va a permanecer? ¿Cuánto va a volver a las modalidades prepandemia y qué cosas nos depara el futuro, sin que tengamos posibilidad alguna de anticiparnos a ello?
En ese sentido el FT está en un proceso de constante cambio y revisión a fin de hacer aquellos ajustes que considere oportunos, con foco en los equipos de trabajo porque entiende que es el capital humano el principal activo de su organización.
¿Qué Ejemplos y Estrategias Puede Aplicar tu Colegio para Propiciar el Teletrabajo y la Productividad?
La pandemia dejó un gran aprendizaje: trabajar desde casa puede ser una oportunidad si se sabe cómo gestionarlo. Claramente que contar con las herramientas digitales y emocionales hace a la diferencia, pero en ese caso es también una inmensa oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
Veamos entonces cómo podemos aplicar en el ámbito de una institución educativa las enseñanzas que tomó el FT de la pandemia.
Teletrabajo y Comunicación
Sin duda, el primer ejemplo y gran aprendizaje que nos deja la experiencia es el poder de la comunicación en todas las organizaciones. Más que nunca, el teletrabajo exige y requiere de una comunicación fluida entre los colaboradores.
En el caso de las instituciones educativas es clave considerar la comunidad escolar. Es decir, no se trata solo de la comunicación en el interior de la institución, sino también en relación con padres, tutores y clientes.
Automatización
La automatización de aquellos procesos recurrentes (que se vuelven rutinarios por lo mecánico y manual) es otro aspecto a considerar en favor de tomar lo mejor del teletrabajo.
A fin de cuentas, disminuye errores propios de las tareas mecánicas y alivia al equipo que podrá disponer de su atención y esfuerzo en cuestiones que requieran capacidad de análisis, pensamiento crítico y resolución de conflictos, por ejemplo.
En este sentido, ofrecer la tecnología adecuada es un salto cualitativo. En el área de cobranzas se pueden implementar desarrollos que gestionen los comunicados de vencimientos, así como las emisiones de deudas, entre otras alternativas que suman agilidad y eficacia.
Esto es un elemento clave: la innovación y digitalización de las instituciones educativas debe ir mucho más allá de las soluciones pedagógicas y didácticas.
Trabajo en equipo
En estrecha relación con todo lo anterior el trabajo en equipo es la clave del teletrabajo. Para ello es fundamental mantener un estilo de comunicación abierto, que potencie las soluciones en conjunto y dotar al equipo de herramientas colaborativas que faciliten las tareas y permitan que todos hablen lo mismo y al mismo tiempo.
En el mercado se ofrecen soluciones específicas para ámbitos educativos, con acceso en la nube, que permiten dar respuesta al teletrabajo con disponibilidad 24/7, opciones escalables y la especificidad propia del trabajo y las tareas de las instituciones escolares.
Conclusión
La pandemia nos tomó por sorpresa, sin embargo, 18 meses después, es tiempo de empezar a analizar lo que trajo, lo que dejó y capitalizar herramientas y aprendizajes.
Reflexionar a partir de casos de éxito es siempre una estrategia positiva porque permite tomar ejemplos, aspectos clave que sabemos que han funcionado y adaptarlos a nuestra singularidad.
Con base en ello, la experiencia del Financial Times deja abierta la reflexión en torno a tres elementos: la comunicación como pilar fundamental en toda institución educativa, la incorporación de desarrollos tecnológicas, en la nube y ajustados a la necesidades de la institución, y el trabajo en equipo como factor diferenciador de toda gestión institucional.
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